El río Sélune, tan apreciado por los pescadores, sobre todo por la presencia de salmones atlánticos, ha permitido que el bosque de las Ardenas se desarrolle en terrenos a veces inundados. Paseriformes como el herrerillo capuchino, el treparriscos, el reyezuelo y la curruca mosquitera animan el sotobosque con sus discretos cantos, mientras que el tamborileo de los pájaros carpinteros que frecuentan el lugar (pico picapinos, pico picapinos, piquituerto y pito real) parece puntuar el chapoteo del río. Los bosques de robles, hayas y abedules que componen este bosque aluvial remanente.

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